Cómo lidiar con las escaras

¿Son comunes las escaras?

Las escaras son un problema de salud extendido y a menudo ignorado.

 

Existen dos objetivos principales al asistir a enfermos con riesgo de desarrollar escaras. Estos son:

 • Intentar prevenir el desarrollo de las escaras mediante el uso de ropas y equipo especiales y el cambio frecuente de la posición del paciente.

 • Tratar las escaras existentes mediante una limpieza adecuada y el uso de antibióticos, la mejora en los hábitos alimentarios y, en los casos más graves, cirugía.

 

Las áreas más expuestas a las escaras son las partes del cuerpo que no están recubiertas por una cantidad importante de grasa corporal y están en contacto directo con una superficie de apoyo como una cama o una silla de ruedas.

 

Por ejemplo, un paciente convaleciente en cama está en riesgo de desarrollar una úlcera por presión en:

 • los hombros o la parte superior de la espalda

 • los codos

 • la nuca

 • el borde de las orejas

 • las rodillas, tobillos, talones o dedos de los pies

 • la parte inferior de la espalda y la cadera

 • los genitales (en hombres), y

 • los pechos (en mujeres).

Un usuario de silla de ruedas está en riesgo de desarrollar

una úlcera por presión en:

 • las nalgas

 • el coxis (la parte final de la columna vertebral)

 • la columna vertebral

 • los omóplatos, y

 • la parte posterior de brazos y piernas

 

 

Cambio de posición

El movimiento del cuerpo y el cambio de posición a intervalos regulares es una de las mejores maneras de prevenir la aparición de escaras y de liberar presión en casos de úlceras de primer y segundo grado.

 

 • Un enfermero o terapeuta puede también proporcionar consejo y formación sobre:

 • posiciones correctas a la hora de tumbarse o sentarse

 • modos correctos de ajustar la posición al tumbarse o sentarse

 • frecuencia con la que se debe mover el/al paciente

 • mejor modo de apoyar los pies

 • cómo mantener una buena postura, y

 • el equipamiento especializado que se debe usar y cómo darle un uso correcto.

 

Grados de escaras

Los profesionales sanitarios utilizan un sistema

de clasificación para describir la gravedad de las úlceras de presión.

Los grados se describen a continuación:

 

Categoría I

Una escara de primer grado es el tipo de úlcera más superficial. El área de la piel afectada aparece descolorida y rojiza en pacientes blancos y amoratada o azulada en pacientes con la piel más oscura. En una úlcera por presión de primer grado la piel permanece intacta, pero puede doler, picar y resultar o bien tibia y mullida o bien dura al tacto.

 Categoría II

En las úlceras por presión de segundo grado, parte de la superficie externa de la piel (la epidermis) o la parte más interna de la piel (dermis) resulta dañada, lo que provoca una pérdida de tejido cutáneo.

La úlcera se presenta como una herida abierta o una ampolla.

 Categoría III

En una úlcera por presión de tercer grado, la pérdida de piel se produce en todo el grosor de la misma y el tejido subyacente también resulta dañado. Los músculos y el hueso no presentan daños.

La úlcera tiene el aspecto de una herida profunda con forma de hueco.

 Categoría IV

Una escara de cuarto grado es el tipo de úlcera más grave. La piel está gravemente dañada y el tejido contiguo se muere (necrosis). El músculo subyacente, o el hueso, pueden resultar asimismo dañados.

Los pacientes con escaras de cuarto grado tienen un alto riesgo de desarrollar infecciones graves.

Excusas frecuentes para no hacer ejercicio

 

Me falta tiempo, ya me muevo mucho en el día, no me gusta ninguna actividad física…

Muchas personas que detestan hacer ejercicio, aseguran que si existiera una solución mágica para perder peso y fortalecer los músculos no pisarían más el gimnasio. Sin embargo, la actividad física reporta muchos más beneficios que los meramente estéticos: Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares (resulta más riesgoso para la salud ser delgado y sedentario que tener algo de sobrepeso y hacer actividad física de forma regular) y de salud mental como estrés y depresión, etc.

 

1 Estoy muy viejo para hacer ejercicio

Muchas personas suelen anteponer la edad como excusa para no hacer actividad física. Sin embargo, nunca es demasiado tarde para comenzar y el ejercicio físico regular y moderado, en el caso de las personas mayores, siempre redunda en beneficios para la salud: Se vive más y se tiene una mejor calidad de vida.

 

2 Temo a las lesiones

Esta es una excusa poco válida, ya que la práctica regular de ejercicio ayuda a prevenir lesiones en tendones, músculos, ligamentos y huesos al fortalecerlos. Además de que estabiliza las articulaciones, previene la osteoporosis y disminuye el riesgo de accidentes caseros como consecuencia de pérdidas del equilibrio o caídas.

 

3 Estoy fuera de forma

Si no se realiza actividad física de forma frecuente es lógico que se esté fuera de estado físico. Sin embargo, si no se comienza en algún momento, nunca se llegará a ponerse en buen estado. Lo aconsejable es plantearse metas realistas a corto plazo, como ser hoy voy a caminar unos 15 minutos, mañana agrego 5 más, etc. En vez de querer de un día para otro conseguir un cuerpo de modelo, cosa que al ser irreal rápidamente frustra y lleva a que se abandone el ejercicio.

 

4 Me falta de tiempo

Si bien puede ser verdad que el tiempo diario sea insuficiente entre muchísimas responsabilidades que incluyen el trabajo, los hijos, las compras, el hogar, etc.; es importante tomarse un tiempo para uno mismo. En el correr del día debe encontrarse un hueco y destinarlo e invertirlo en mejorar la calidad de vida, ya que la actividad física ayudará a estar con más energía, dormir mejor, manejar el estrés, etc.

 

5 Me falta de energía

Esta es otra excusa que sólo puede ser combatida con actividad física. Ya que el realizarla de forma regular aumenta la energía y hace que uno se sienta más vital y con ganas. Todo lo contrario a lo que sucede con el sedentarismo que sólo invita a pasar más horas inmóvil y desganado.

 

6 El clima: Mucho frío, demasiado calor

Aquellos que le escapan al ejercicio siempre encuentran alguna excusa para no salir de su sillón y el clima es una justificación perfecta. Sin embargo, si se realiza actividad física en un lugar cerrado, el clima no debería servir de excusa para no hacerla.

 

7 No me gusta el ejercicio

En la actualidad es tan vasta la oferta de alternativas para hacer actividad física, que resulta bastante poco creíble que no haya alguna que pueda agradar. Danza, spinning, box, yoga, Pilates, natación, ciclismo, running, caminatas, etc.

 

8 Ya me muevo bastante durante el día

Aunque el trabajo y las obligaciones impliquen estar todo el día de un lado para otro, no es lo mismo que dedicar unos 30 minutos del día a realizar ejercicio. El trajín propio de las tareas cotidianas genera estrés, en cambio la práctica regular de actividad física, relaja, ayuda a manejar el estrés, previene la depresión, ayuda a dormir mejor, etc.

 

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